Barack Obama y John Mc Cain están en plena lucha electoral. Los dos candidatos a la presidencia han modificado sus estrategias: Obama presenta nuevas propuestas para asegurarse el voto de la clase media, mientras McCain intenta bajar su tono agresivo pero siguiendo con la artillería del patriotismo.
Pero algo dejó desconcertado a los votantes republicanos en un mitin en Lakeville (Minessota), el pasado viernes. Una asistente al mitin indicó que sentía miedo a Obama por ser musulmán. «No me fío de Obama, he leído sobre él. Es un árabe». Pregunta que enseguida Mc Cain, defendiendo a su oponente, respondió por «No, señora» y reconoció que el señador por Illinois era «un hombre decente» y una persona «de la que no habría que tener miedo si alguna vez llegara a ser presidente de los Estados Unidos». En ese momento una parte de los republicanos le abuchearon en su propio mitin. Y hizo bien. Si se hubiera callado, su silencio se hubiera entendido como una discriminación racial de su parte.
Mc Cain cogiendo el micrófono durante el mitin de Minessota para responder a la pregunta de la asistente que no confiaba en Obama por ser árabe
A cientos de kilometros de allí se encontraba Obama en otro mitin, en Toledo (Ohio). Su mensaje se sigue apoyando sobre la situación económica. Como nuevas medidas propone ofrecer un plazo de dos años de exención fiscal para las empresas que creen nuevos empleos y una moratoria de 90 días en los embargos de viviendas por parte de los bancos que hayan sido favorecidos por la intervención del Estado. Contrariamente a Mc Cain, Obama critica. «Mc Cain está muy preocupado con perder estas elecciones, yo estoy preocupado por la economía. Nos enfrentamos a una emergencia económica que requiere medidas urgentes.» Hoy Mc Cain también viene con la receta milagro para salvar la economía y propone un plan valorado en 52.500 millones de dólares (38.800 millones de euros), destinados a aliviar la presión económica de los pensionistas, los trabajadores y los desempleados.
Obama en el mitin de Ohio proponiendo sus nuevas medidas económicas
El mundo acabará ciego 
